Con cuchillos de piedra cortaba el cuero en tiras de distintos tamaños
Hombre pelando un cuero para lo cual emplea un raspador de piedra.
Ante el avance de los glaciares, el hombre tuvo que refugiarse en las cavernas naturales para poder soportar los crueles fríos que sobrevinieron. Comenzó a utilizar nuevos elementos para la confección de las ropas de abrigo que se vio forzado a vestir. Con astillas pulidas de hueso creó la aguja y cosió sus prendas, con las que llegó a cubrir enteramente su cuerpo. También empleó el marfil, que tallaba dándole formas diversas, y comenzó a decorar el interior de las cavernas que lo cobijaban con figuras de animales primorosamente dibujados y pintados. Estas manifestaciones de arte marcan los albores de una cultura que revela cómo las circunstancias crean en el hombre la renovación de sus ideas para una vida mejor.
Al retirarse los glaciares, el hombre primitivo buscó climas más benignos y templados, lo que le permitió conocer y desarrollar la agricultura, así como también emplear la lana de ciertos animales para la confección de tejidos que reemplazaran a las pieles. Los grupos de familias y, por consiguiente, de viviendas, fueron conformando poblaciones, y así nació la primitiva ciudad. La vida en sociedad y el trabajo en colaboración lograron un relativo refinamiento, pues ya por entonces las mujeres se adornaban con pulseras y se pintaban el rostro, lo cual puso de relieve un naciente bienestar y seguridad con relación a la supervivencia. Además, como ejemplo de su incipiente artesanía, nos dejó valiosas muestras de una alfarería preciosamente decorada.
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