El clima por esos tiempos era húmedo, frió y había muchas corrientes de agua que favorecieron el desarrollo de pastizales donde se alimentaba la fauna. Muchos grupos de personas en oleadas llegaron paulatinamente al continente americano. Creaban utensilios utilizando madera y piedra los cuales utilizaban apropiadamente para cazar enormes animales y vivian, también, dedicados a la recolección en pequeños grupos familiares.
En México se han hecho hallazgos de vestigios arqueolíticos en El Cedral (San Luis Potosí), Valsequillo (Puebla), Tlacopaya y Tepexpan (Cerca de Texcoco)
Cenobítico (14 000 a 5 000 a.C.):
Importantes transformaciones en el clima, la flora y la fauna: la aridez (la falta de flora por consecuencia de la glaciación) hizo que desaparecieran bosques y pastizales y con ellos todos los animales de gran tamaño.
El ser humano tuvo que adaptarse a las nuevas condiciones ambientales y desarrollar un trabajo mas fino en el tallado de piedras para cazar a presas mas pequeñas. Comenzó a manufacturar puntes de proyectiles con bordes filosos y piezas de hueso y concha, no solo como instrumentos de trabajo sino también con fines ornamentales. Se organizo en grupos mas numerosos con una incipiente división del trabajo.
La alimentación se baso en vegetales y semillas y existen indicios de primitivos cultivos de calabaza y guaje. Se han encontrado evidencias correspondientes a este periodo en toda la Republica Mexicana, desde Baja California hasta Chiapas.
Protoneolítico (5000 al 2500 a.C.)
Comienza el desarrollo gradual de la agricultura. En México aparecen los primeros cultivos de maíz, fríjol, chile, calabaza, aguacate y amaranto. Durante este periodo aparece, con las primeras aldeas agrícolas, el manejo y control de la flora y con ello la sedentarización, una clara división del trabajo y la elaboración de cerámica.
Se han encontrado evidencias protoneolíticas en el valle de Tehuacan (Puebla), en la sierra de Tamaulipas, valle de Oaxaca y sur de la cuenca de México.
prehistoria
lunes, 12 de diciembre de 2011
Homo sapiens
El ser humano constituye desde el punto de vista biológico una especie animal bajo la denominación científica de Homo sapiens (del latín Homo=hombre, sapiens=sabio) y pertenece a la familia Hominidae.
Es también llamado genéricamente como el hombre o los hombres, aunque ese término es ambiguo pues se usa mayormente para referirse a los individuos de sexo masculino.2 Los seres humanos pueden llegar a poseer capacidades mentales que les permiten inventar, aprender y utilizar estructuras lingüísticas complejas, matemáticas, escritura, ciencia, tecnología. Los humanos son entes sociales, capaces de concebir, transmitir y aprender conceptos totalmente abstractos. Algunos humanos han sido capaces de visitar la Luna, y aún no se tiene evidencia de que exista otra forma de vida con dichas capacidades –o superiores– en el universo.
En el pasado, el género Homo fue más diversificado, y durante el último millón y medio de años incluía otras especies ya extintas. Desde la extinción del Homo neanderthalensis, hace 25.000 años y del Homo floresiensis, hace unos 12.000 años, el Homo sapiens es la única especie conocida del género Homo que aún perdura.
Hasta hace poco, la biología utilizaba un nombre trinomial Homo sapiens sapiens para esta especie, pero más recientemente se ha descartado el nexo filogenético entre el Neandertal y la actual humanidad,3 por lo que se usa exclusivamente el nombre binomial. Homo sapiens pertenece a una estirpe de Primates, los hominoideos. Evolutivamente se diferenció en África y de ese ancestro surgió la familia de la que forman parte los homínidos.
El ser humano prácticamente desconoce los alcances y destino de su propia especie. Filosóficamente, el ser humano se ha definido y redefinido a sí mismo de numerosas maneras a través de la historia, otorgándose de esta manera un propósito positivo o negativo respecto de su propia existencia. Existen diversos sistemas religiosos e ideales filosóficos que, de acuerdo a una diversa gama de culturas e ideales individuales, tienen como propósito y función responder algunas de esas interrogantes existenciales. Los seres humanos tienen la capacidad de ser conscientes de sí mismos, así como de su pasado; saben que tienen el poder de planear, transformar y realizar proyectos de diversos tipos. En función a esta capacidad, han creado diversos códigos morales y dogmas orientados directamente al manejo de estas capacidades. Además, pueden estar conscientes de responsabilidades y peligros provenientes de la naturaleza, así como de otros seres humanos.
Es también llamado genéricamente como el hombre o los hombres, aunque ese término es ambiguo pues se usa mayormente para referirse a los individuos de sexo masculino.2 Los seres humanos pueden llegar a poseer capacidades mentales que les permiten inventar, aprender y utilizar estructuras lingüísticas complejas, matemáticas, escritura, ciencia, tecnología. Los humanos son entes sociales, capaces de concebir, transmitir y aprender conceptos totalmente abstractos. Algunos humanos han sido capaces de visitar la Luna, y aún no se tiene evidencia de que exista otra forma de vida con dichas capacidades –o superiores– en el universo.
En el pasado, el género Homo fue más diversificado, y durante el último millón y medio de años incluía otras especies ya extintas. Desde la extinción del Homo neanderthalensis, hace 25.000 años y del Homo floresiensis, hace unos 12.000 años, el Homo sapiens es la única especie conocida del género Homo que aún perdura.
Hasta hace poco, la biología utilizaba un nombre trinomial Homo sapiens sapiens para esta especie, pero más recientemente se ha descartado el nexo filogenético entre el Neandertal y la actual humanidad,3 por lo que se usa exclusivamente el nombre binomial. Homo sapiens pertenece a una estirpe de Primates, los hominoideos. Evolutivamente se diferenció en África y de ese ancestro surgió la familia de la que forman parte los homínidos.
El ser humano prácticamente desconoce los alcances y destino de su propia especie. Filosóficamente, el ser humano se ha definido y redefinido a sí mismo de numerosas maneras a través de la historia, otorgándose de esta manera un propósito positivo o negativo respecto de su propia existencia. Existen diversos sistemas religiosos e ideales filosóficos que, de acuerdo a una diversa gama de culturas e ideales individuales, tienen como propósito y función responder algunas de esas interrogantes existenciales. Los seres humanos tienen la capacidad de ser conscientes de sí mismos, así como de su pasado; saben que tienen el poder de planear, transformar y realizar proyectos de diversos tipos. En función a esta capacidad, han creado diversos códigos morales y dogmas orientados directamente al manejo de estas capacidades. Además, pueden estar conscientes de responsabilidades y peligros provenientes de la naturaleza, así como de otros seres humanos.
Historia de la Moda
En 1.886, en la pequeña gruta de Cro-Magnon fueron encontrados varios esqueletos que permitieron afirmar que el hombre de esa raza alcanzaba una talla de 1,80 m, era robusto y vigoroso, de cráneo alargado y voluminoso, ligeramente aplanado en el occipucio, con una frente alta y arcos superciliares apenas salientes. El rostro, algo ancho en los pómulos, mostraba una nariz estrecha y larga. La mandíbula inferior tenia un mentón bastante pronunciado. Los hombres y las mujeres de esa raza – qué vivió durante el periodo Paleolítico – cubrían el cuerpo con pieles a manera de taparrabos, que sujetaban con tiras de cuero crudo; se adornaban con collares hechos con las uñas y los dientes de los animales que cazaban para su sustento, así como también de caracolillos, que enhebraban en finas tiras de cuero. Es posible afirmar que conocían el fuego, el cual era conservado ritualmente.
Con cuchillos de piedra cortaba el cuero en tiras de distintos tamaños
Hombre pelando un cuero para lo cual emplea un raspador de piedra.
Ante el avance de los glaciares, el hombre tuvo que refugiarse en las cavernas naturales para poder soportar los crueles fríos que sobrevinieron. Comenzó a utilizar nuevos elementos para la confección de las ropas de abrigo que se vio forzado a vestir. Con astillas pulidas de hueso creó la aguja y cosió sus prendas, con las que llegó a cubrir enteramente su cuerpo. También empleó el marfil, que tallaba dándole formas diversas, y comenzó a decorar el interior de las cavernas que lo cobijaban con figuras de animales primorosamente dibujados y pintados. Estas manifestaciones de arte marcan los albores de una cultura que revela cómo las circunstancias crean en el hombre la renovación de sus ideas para una vida mejor.
Al retirarse los glaciares, el hombre primitivo buscó climas más benignos y templados, lo que le permitió conocer y desarrollar la agricultura, así como también emplear la lana de ciertos animales para la confección de tejidos que reemplazaran a las pieles. Los grupos de familias y, por consiguiente, de viviendas, fueron conformando poblaciones, y así nació la primitiva ciudad. La vida en sociedad y el trabajo en colaboración lograron un relativo refinamiento, pues ya por entonces las mujeres se adornaban con pulseras y se pintaban el rostro, lo cual puso de relieve un naciente bienestar y seguridad con relación a la supervivencia. Además, como ejemplo de su incipiente artesanía, nos dejó valiosas muestras de una alfarería preciosamente decorada.
La alimentación en la Prehistoria
Las principales fuentes de alimento en la prehistoria más antigua, el paleolítico, fueron la caza y la recolección de frutos y vegetales silvestres.
Los grupos de homínidos se desplazaban tras las grandes manadas de animales o a lugares donde hubiera caza de forma regular.
Tampoco podemos descartar el carroñeo de piezas abatidas por otros animales (generalmente carnívoros) y que posteriormente eran robadas por los homínidos, o del consumo de animales caídos accidentalmente en cuevas que hacían las veces de trampas naturales, como el caso de la cueva de Galería, en el yacimiento de Atapuerca (Burgos).
Más tarde, en el neolítico, hace 10.000 años, aparece una nueva forma de adquisición del alimento, la agricultura y la ganadería. Cabras, caballos, cerdos, perros y, por otro lado, trigo, cebada. La domesticación y la agricultura trajeron consigo profundos cambios como la sedentarización, ya no hacía falta desplazarse de un sitio a otro para conseguir el allimento. Es en este período cuando empezamos a comer algo parecido al "pan" que hoy conocemos, incluso se han encontrado restos de tortas de trigo con una capa de miel ¿el primer pastel? A propósito, es ahora, con el consumo del cereal, cuando aparecen las primeras caries.
También en el neolítico, con la cerámica, aprendimos a "cocinar" de verdad los alimentos. En cualquier caso, si bien en los primeros momentos del paleolítico parece ser que la carne se consumía cruda, poco a poco, con el dominio y control del fuego, aparecen de manera sistemática huesos quemados al lado de hogueras con marcas de corte en su superfice. Es probable que los primeros "asados" fueran obra de los neandertales, hace 60.000 años.
Los grupos de homínidos se desplazaban tras las grandes manadas de animales o a lugares donde hubiera caza de forma regular.
Tampoco podemos descartar el carroñeo de piezas abatidas por otros animales (generalmente carnívoros) y que posteriormente eran robadas por los homínidos, o del consumo de animales caídos accidentalmente en cuevas que hacían las veces de trampas naturales, como el caso de la cueva de Galería, en el yacimiento de Atapuerca (Burgos).
Más tarde, en el neolítico, hace 10.000 años, aparece una nueva forma de adquisición del alimento, la agricultura y la ganadería. Cabras, caballos, cerdos, perros y, por otro lado, trigo, cebada. La domesticación y la agricultura trajeron consigo profundos cambios como la sedentarización, ya no hacía falta desplazarse de un sitio a otro para conseguir el allimento. Es en este período cuando empezamos a comer algo parecido al "pan" que hoy conocemos, incluso se han encontrado restos de tortas de trigo con una capa de miel ¿el primer pastel? A propósito, es ahora, con el consumo del cereal, cuando aparecen las primeras caries.
También en el neolítico, con la cerámica, aprendimos a "cocinar" de verdad los alimentos. En cualquier caso, si bien en los primeros momentos del paleolítico parece ser que la carne se consumía cruda, poco a poco, con el dominio y control del fuego, aparecen de manera sistemática huesos quemados al lado de hogueras con marcas de corte en su superfice. Es probable que los primeros "asados" fueran obra de los neandertales, hace 60.000 años.
Sin embargo si sabemos por diversos estudios históricos, que la sexualidad en la Prehistoria se basaba en la promiscuidad, no por el hecho de tener múltiples parejas como lo podemos ver en el mundo actual, sino por tener el hombre salvaje un comportamiento similar a los animales, “manteniendo relaciones sexuales reguladas por los períodos de acoplamiento” (Ligia Vera-Gamboa, Hist. de la sexualidad, Rev. Biomed, 1998, pág. 118).
Sin embargo, y con la evolución propia del hombre, se pasó a una “monogamia natural” con el fin de mantener todo el patrimonio. Veamos, cuando el hombre comenzó la etapa de la sedentarización, introduciendo la ganadería y la agricultura como medios económicos de subsistencia, surge la propiedad privada, en la que el hombre comienza a tener sus propias cosas.
Ante esto surge la monogamia con la que una pareja, teniendo descendencia, se aseguraba la posesión de sus tierras o medios de subsistencia para el futuro, o al menos eso es lo que indica. Con esto encontramos dos etapas bien definidas en la sexualidad de la Prehistoria y la segunda dará lugar más avanzados los años, al surgimiento de normas religiosas donde se prohíbe el adulterio, como es el caso de los 10 Mandamientos, incluidos en Éxodo XX, 14, donde aparece la prohibición del adulterio.
Si tomamos el Levítico, también en la Biblia, se hace hincapié en este tema, primero con “no desear a la mujer de tu prójimo” y en segundo lugar, prohibiendo la homosexualidad, una práctica muy frecuente en civilizaciones antiguas pero imposible de conocer en la Prehistoria.
Estos son los datos con los que contamos para hablar de la sexualidad en la Prehistoria. No son muy profundos es cierto, pero no podemos negar que son suficientes para poder introducirnos en este tema y, al mismo tiempo, conocer un poco más el modo en el que llegamos a la sexualidad de nuestra era, de nuestra propia ideología como sociedad.
ALIMENTACION
Durante miles de años el hombre fue cazador-recolector. Los hombres desarrollaron grandes estrategias para subsistir, como hacer fuego controlado en la sabana africana y luego coger los animales recién asados o hacer trampas en el suelo para así poder cazar animales grandes. El hecho de vivir en grupo y crear pautas sociales así como la aparición del lenguaje, tuvieron una repercusión en su alimentación. Su dieta se componía de frutos silvestres como las moras o las frambuesas, de frutos secos como las avellanas o los piñones. Recogían raíces y semillas. Se alimentaban de huevos, insectos y caracoles. Cazaban aves y otros animales. Los que vivían en la costa comieron marisco, las ostras y los mejillones fueron manjares valorados. Endulzaban su dieta con miel. Fabricaban instrumentos de piedra y hueso que les servían para cazar, cortar y picar las carnes. Aprendieron a conservar los alimentos dejándolos secar o en salazón.
El control del fuego, hace aproximadamente 450.000 años, cambió la vida de los primeros humanos. No sólo le ayudó a resguardarse del frío y a protegerse de otros animales, sino que también aprendió a cocinar. El fuego permitió modificar los alimentos haciéndolos más digeribles. Los cereales pudieron ablandarse haciéndose más digeribles y algunos dejaron de ser tóxicos como la mandioca. Cocían los alimentos asándolos en las brasas o encima de piedras calientes. Hervían los alimentos en recipientes hechos de madera o pieles, donde introducían piedras muy calientes.
Los alimentos cocidos son más sabrosos y desprenden todos sus aromas, se mezclan sabores y permite la creación de la cocina como fuente de placer y de diversidad.
COMER EN EL NEOLÍTICO
Con la aparición de la agricultura y la domesticación de los animales, el mundo cambió de forma radical, los humanos ya no tenían que ir a la búsqueda de su sustento. De nómadas pasaron a sedentarios, aparecieron los primeros poblados y la sociedad empezó a estructurarse. En las casas crearon el espacio de la cocina y los almacenes para conservar alimentos. Entraron en su dieta dos nuevos productos la leche y los cereales.
Un gran avance de esta época es la aparición de la cerámica, así como de los utensilios para cocinar y almacenar los alimentos. Otro gran invento de la vida sedentaria fue la aparición del horno construido con guijarros y arcilla.
En cada zona del mundo se cocinaron los alimentos que había en su entorno.
La despensa mediterránea
Los cereales, como el trigo y la cebada, fueron las primeras plantas cultivadas. También se empezaron a cultivar legumbres como las lentejas, guisantes, habas y garbanzos, gran variedad de frutas, uvas, aceitunas, nueces, almendras, pistachos, dátiles e higos que entraron a formar parte de su alimentación.
La despensa americana
Los primeros vestigios de fríjol cultivado data de 3500 a. C. Los chiles, el tomate verde, las calabazas, el maíz, junto con la yuca, la mandioca y la patata eran los alimentos. Las frutas tropicales eran saboreadas como las pitahayas, las guayabas y los zapotes.
La despensa asiática
Judías, arroz, plátanos verdes, rojos, amarillos, soja incorporada hace 3.000 años como ingrediente base de la comida oriental, coco, mijo cultivado en China desde hace 4500 años, ñame, caña de azúcar.
El control del fuego, hace aproximadamente 450.000 años, cambió la vida de los primeros humanos. No sólo le ayudó a resguardarse del frío y a protegerse de otros animales, sino que también aprendió a cocinar. El fuego permitió modificar los alimentos haciéndolos más digeribles. Los cereales pudieron ablandarse haciéndose más digeribles y algunos dejaron de ser tóxicos como la mandioca. Cocían los alimentos asándolos en las brasas o encima de piedras calientes. Hervían los alimentos en recipientes hechos de madera o pieles, donde introducían piedras muy calientes.
Los alimentos cocidos son más sabrosos y desprenden todos sus aromas, se mezclan sabores y permite la creación de la cocina como fuente de placer y de diversidad.
COMER EN EL NEOLÍTICO
Con la aparición de la agricultura y la domesticación de los animales, el mundo cambió de forma radical, los humanos ya no tenían que ir a la búsqueda de su sustento. De nómadas pasaron a sedentarios, aparecieron los primeros poblados y la sociedad empezó a estructurarse. En las casas crearon el espacio de la cocina y los almacenes para conservar alimentos. Entraron en su dieta dos nuevos productos la leche y los cereales.
Un gran avance de esta época es la aparición de la cerámica, así como de los utensilios para cocinar y almacenar los alimentos. Otro gran invento de la vida sedentaria fue la aparición del horno construido con guijarros y arcilla.
En cada zona del mundo se cocinaron los alimentos que había en su entorno.
La despensa mediterránea
Los cereales, como el trigo y la cebada, fueron las primeras plantas cultivadas. También se empezaron a cultivar legumbres como las lentejas, guisantes, habas y garbanzos, gran variedad de frutas, uvas, aceitunas, nueces, almendras, pistachos, dátiles e higos que entraron a formar parte de su alimentación.
La despensa americana
Los primeros vestigios de fríjol cultivado data de 3500 a. C. Los chiles, el tomate verde, las calabazas, el maíz, junto con la yuca, la mandioca y la patata eran los alimentos. Las frutas tropicales eran saboreadas como las pitahayas, las guayabas y los zapotes.
La despensa asiática
Judías, arroz, plátanos verdes, rojos, amarillos, soja incorporada hace 3.000 años como ingrediente base de la comida oriental, coco, mijo cultivado en China desde hace 4500 años, ñame, caña de azúcar.
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